Una sudestada de peces ralos, buscando por siglos a sus muertos hermanos,
nos gritaron en prosa increpando la acción salvaje de cientos de miles de humanos
Nosotros, decadentes, no pudimos hacernos responsables, y fuimos tan crueles que a sus muertos devorados le cambiamos el nombre. Ahora esos pobres de escamas pútridas se llaman "pescados"